Noé Lefiman salió del Colegio San Joaquín en 2001. Fue ahí donde descubrió su vocación religiosa. Al egresar, comenzó sus estudios que lo llevarían a ordenarse de sacerdote en 2018: filosofía en la Universidad Católica Silva Henríquez; el noviciado en Río de Janeiro, donde emitió sus votos de pobreza, castidad y obediencia en la Sacrae Theologiae Baccalaureum; en la Pontificia Facoltà Teologica Marianum, en Roma, donde se tituló con máxima distinción y la obtención Il Diploma en Mariología, del cual también obtuvo máxima distinción. Hoy es superior del Convento Santa Teresita de la Orden de los Siervos de María, párroco en Santa Teresita del Niño Jesús, y además es nuestro querido capellán del Colegio San Joaquín.
¿Algún sello Astoreca que te haya marcado?
La confianza en que cada persona tiene en sus manos su futuro e historia, que puede estar marcada por fracasos o errores, pero eso no significa no continuar luchando por nuestros sueños e ideales. Siempre podemos ser mejores si creemos en Dios, en nosotros y nos dejamos acompañar y guiar por las personas adecuadas.
¿Algún recuerdo especial del Colegio San Joaquín?
Sí, algunos profesores que aportaron a mi desarrollo intelectual y espiritual: Verónica Rodríguez, Ximena Torres, Luz María Budge, Esmeralda Jiménez y Jesús Gutiérrez, entre otros. Recuerdo también el ambiente de familia y los lugares especiales: la capilla y la biblioteca, que tenía calefacción a leña y era muy agradable pasar el recreo ahí. Y nuestra súper sala de computación que era un lujo y que a la mayoría nos dio la oportunidad de conocer y usar un computador y conectarnos a internet.
¿Cómo descubriste tu vocación al sacerdocio?
Desde niño me llamaba la atención la celebración de la Misa y, especialmente, la vestimenta del sacerdote, y lo replicaba a través del juego en la escuela y en la casa. El Colegio San Joaquín me ayudó a madurar mi vocación, ya que antes de iniciar alguna actividad se comenzaba con la oración, existía la costumbre de rezar el Ángelus, a las 12:00 en la capilla, y las celebraciones de misas, por cursos y generales.
¿Qué mensaje enviarías a la Fundación Astoreca por sus 35 años?
Un gracias profundo. Porque gracias a ustedes muchos hemos tenido la oportunidad de tener una educación de calidad, ambientes bonitos donde aprender y formarnos integralmente.